domingo, 26 de febrero de 2012

Una camiseta de bigotes.

Y no, no es una camiseta para masoquistas. Sólo me he asegurado de que la tela que he puesto debajo para hacer la aplicación inversa no se enrrollaba, que es una tendencia muy común en los géneros de punto de algodón. Y si son elásticos, mucho más. Por eso lleva unos veinticinco millones de alfileres. Así me aseguro de que no pillo la tela de forma rara al coserlo a máquina. 


Al pasar a máquina, lo coso dos veces. Es decir, hago la silueta que quiero dejar dos veces con la máquina. Es un poco rollo, pero os aseguro que es IMPRESCINDIBLE. Por no hacerlo, a mi se me ha descosido parte de un titá que hice hace ya bastante. Y se me ha descosido en la oficina, claro. No se puede descoser en casa, no...


 Una vez lo he metido a la máquina, toca la parte delicada: cortar. Despacito, tanto por delante como por detrás y poniendo un dedo para separar ambas telas y asegurarnos de cortar sólo lo que queremos cortar. No es la primera vez que echo a perder un titá por las prisas.


Unos tijeretazos más tarde, repasar con cuidado los cortes para que se vea igualado, cepillar la camiseta para quitarle las pelusas varidas.... ¡ale hop! Una camiseta exclusiva. 

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