viernes, 11 de abril de 2014

Más lenta que el caballo del malo.

Veinticinco millones de años después de que el cuñao me hiciera este fantástico banco de ventana, por fin he cortado una gomaespuma a medida y le he hecho una funda con una tela preciosísima que tenía en casa. En principio, no es la tela que tenía pensado ponerle, pero el estampado en magenta, blanco y gris me ha podido. 


Me pasa a menudo que compro los materiales para un proyecto y se quedan cogiendo polvo en un rincón hasta que de repente me entran las cagarrinas de la muerte y lo hago en una tarde. Ya me vale.


 Señor Oso parece contento. Mejor que la madera pelá y un montón de trastos ocupando el banco, ya es, que el pobretico estaba enterrado bajo varios libros.


He cosido y rellenado un pequeño almohadón y le he puesto un botón forrado con la misma tela de flores. Sencillo pero efectivo. Ahora ya me puedo sentar en mi banco de ventana a leer un libro y oir gritar a mi vecina la borracha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario